Relación padres e hijos

Se piensa que la etapa de la crianza, la del comienzo es dura. Y en cierto modo así es. Sin embargo, lo más difícil viene después. Los primeros años son duros en cuanto a cansancio físico, los niños duermen a su ritmo (que no suele ser el que los padres quieren), las rabietas, que si no comen, que si no se quieren despegar de los adultos, que si tememos por si no se adaptan al colegio… Infinidad de temas que los que son padres saben y conocen al dedillo.

No obstante a partir de los doce años, a veces antes, en ocasiones más tarde, los niños comienzan a despegar de una manera increíble y empiezan su camino a ser personas adultas. Abandonan la infancia, dejan de ser «nuestros bebés» y aunque es ley de vida y ofrece muchas satisfacciones verlos crecer, no siempre es fácil adaptarse a esta nueva etapa.

Lo que se haga de niños, es lo que saldrá a la luz entrando en la adolescencia. Las tendencias actuales inciden mucho en desterrar los comportamientos autoritarios del porque yo lo digo y la terrible «bofetada a tiempo» porque no se consigue nada, bueno, sí, lo contrario a lo que se desea.

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